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10/05/2006

Mucha mucha policía

Hace unas semanas por segunda vez en mi vida acudí a las dependencias que la Policía Nacional en la calle Ramón Pérez de Ayala, 6. Mi primera intentona de denuncia fracasó con estrépito, no se si nos vinimos abajo por el desánimo a causa de la larga espera que nos avecinaba, o por las dudas que nos generaban el alcohol y los confusos acontecimientos.

En mi segundo intento la cosa por lo menos llegó a su fin, más planificada, sobria y sobrio que también es importante.

La denuncia se empezó a gestar unas semanas atrás, se trazaron las líneas maestras del plan, se llevó a cabo una laboriosa investigación destinada a la recopilación de pruebas del hecho delictivo, se habló con los mejores juristas y especialistas en la materia con el fin de redactar una denuncia tal que dejase atónito al propio Baltasar Garzón.

Se concluyó que lo mejor sería el empleo de las nuevas tecnologías para la consecución del objetivo, por lo tanto tras redactada y revisada se opto por el copy and paste en www.policia.es sección de denuncias por Internet. La ventaja del este medio de denuncia es que se evitan las esperas al no tener el funcionario policial de turno que transcribir la denuncia dictada por el denunciante. Tras la presentación telemática y 24 horas se puede uno pasar por comisaría tan solo para firmar y volver a tus quehaceres cotidianos sin más demora.

Pero la realidad no es tan idílica.

Pasadas las citadas 24 horas me presenté en la comisaría no sin los miedos que me producen nuestros cuerpos y fuerzas de seguridad del estado. A pesar de la telemática denuncia mi espera en el cuartucho que muchos de mis lectores conocen se prolongo por unos veinte minutos, una vez en las dependencias policiales (la oficinucha) muy amablemente me atendió un funcionario de corta edad y larga estatura. Le expliqué que el día anterior había redactado una denuncia en policia.es y que venía a firmarla y largarme. El largo funcionario me explicó que las denuncias formuladas a por esa vía no se ajustaban al modelo de denuncia oficial y que por tanto iba a tener que transcribirla a dos dedos en su obsoleto ordenador. Yo en un alarde de optimismo pensé: bueno por lo menos no lo tendrá que hacer en la prehistórica máquina de escribir que adornaba la oficina.

El funcionario cumplió con su objetivo pasados unos cuarenta minutos, tiempo en el que me vi tentado de mandar a la tecnología, la telemática, la aritmética, los ceros, los unos, el estado de derecho a la mierda...... que MOSCA señores, nada funciona o nada parece funcionar. ¿Que coño pasa?

NOTA: se estarán preguntando que pasó para que tuviera que ir a comisaría. Pues un ataque informático a los ordenatas de la empresa, un listillo entró en un equipo y borró unos archivitos un poco delicados.