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8/15/2020

Mi opinión sobre el hotel Riu Arecas. Costa Adeje, Tenerife

Se trata de un cuatro estrellas solo para adultos de la mallorquina-germana Riu, renovado junto a su vecino Riu Palace en 2018. Reservamos el fin de semana del 14 al 16 de agosto de 2020, donde aún hay restricciones y medidas excepcionales por la Pandemia de la COVID-19, por lo que las opiniones aquí vertidas en cierto modo pueden estar condicionadas por este factor.

El hotel se encuentra en la zona conocida como Cosa Adeje*, más concretamente en la zona de El Beril. Vecino de los ilustres hoteles Bahía del Duque y Sheraton La Caleta, en la digamos zona VIP del afamado destino vacacional.  En su fachada desde la Avenida Virgen de Guadalupe, el edificio principal, de 5 alturas, tiene forma semicircular que se extiende hacia ambos costados con edificios algo más reducidos en altura. El exterior cuenta con un amplio parking gratuito para los clientes del hotel.


 

La zona del lobby-recepción es amplia y luminosa, decorada con sobriedad, lo que le confiere un aspecto bastante aséptico y moderno. La recepción cuenta con tres puestos de atención, lo que se antoja escaso para un hotel de estas dimensiones, 371 habitaciones, por lo que son frecuentes las colas en horarios habituales de check in. El proceso de registro es simple y rápido, búsqueda de reserva, escaneo de la documentación, explicaciones sobre las medidas anti COVID, instalaciones, horarios y ubicación de la habitación. La atención es amable y profesional. La recepcionista que nos atendió era canaria, en mi opinión un punto a favor, ni mucho menos por motivos nacionalistas, si no por  el asesoramiento turístico que puede brindar alguien de la tierra frente a alguien foráneo o acabado de llegar.  


 

El establecimiento cuenta con dos amplías, rectangulares y climatizadas piscinas de agua dulce de aproximadamente 25 metros de largo por 12 metros de ancho, ambas con tumbonas de obra en su interior, lo que permite estar tomando el sol en remojo. El solárium es amplio y bien organizado, con hamacas con sombrillas, de color beige que ocupan los fondos de la piscina, mientras que grandes toldos corredizos protegen del sol las hamacas situadas en los laterales. Son cómodas y reclinables. En pleno agosto de COVID, con una ocupación estimada del 50% se está cómodo en la zona de baño y la sensación de tranquilidad sólo se ve interrumpida por algún cliente dando voces al teléfono. El área de piscina cuenta también con un snack bar y un receptáculo para el intercambio de toallas que es atendido por el socorrista de la instalación. La estancia en el Riu Arecas también da derecho al disfrute de otra piscina de carácter infinity con vistas a la playa del Beril ubicada en el complejo anexo Riu Palace. Para acceder hasta allí hay que bajar un unos cuantos  tramos de escalera y caminar un minuto hasta el acceso lateral a la zona ajardinada del complejo vecino.







Ocupamos la habitación 1111,  estándar, muy limpia, en la primera planta del hotel y con vistas a una zona ajardinada. Consta de un cuarto de baño, dormitorio y terraza. La zona de aseo es amplia, con un generoso plato de ducha con mampara acristaladla, la presión y temperatura del agua es correcta. Del WC poco podemos decir salvo que estaba  extremadamente pulcro. Gran lavabo y espejo. Iluminación suficiente. Dosificadores de gel hidroalchólico y jabón, sin amenities, espejo de aumento y expendedor de pañuelos de papel.




La cama de la habitación 1111 es de matrimonio, de 180x200 centímetros, grande y cómoda, tan sólo vestida por una sábana gruesa, más que suficiente en agosto. A ambos lados mesas de noche de un cajón, dos interruptores y una toma de corriente, se echa en falta entradas USB. La habitación la completa una generosa televisión LCD LG de 42” una cómoda que esconde una nevera, dos sillones, una pequeña mesa y un armario donde también se encuentra la caja de seguridad.




La terraza al estar en la planta baja, es abierta, desde la misma se puede acceder a la contigua sin ningún tipo de dificultad. Da a una zona de césped y una reja que separa el complejo de otra gran zona de césped fuera de éste.




Tanto el buffet del desayuno como el de la cena se desarrollan el el restaurante principal que se encuentra en en un lateral del lobby. El espacio dedicado a comedor es amplio y bien amueblado con una agradable zona exterior. La comida es variada y la calidad es aceptable, de este modo, el buffet del desayuno se arma principalmente con pan y bollería, chacina y quesos, fruta y jugos. En la cena podemos encontrar, ensaladas, pasta, carne y pescado. Gran parte de los platos cocinados en directo.



Mención aparte merece la sopa de verduras, realmente exquisita, un primer plato que destaca sobremanera del resto.



Las instalaciones del hotel están rematadas por un espacio welness y un gimnasio de carácter gratuito de los que no podemos extendernos en estas línea porque no visitamos.

 

En definitiva un cuatro estrellas en toda regla, de los que acostumbran en Canarias, con altos estándares de calidad en cuanto a instalaciones y servicios, y que nada tienen que ver con los de igual categoría del resto de mundo. Una opción muy recomendable y ahora, en tiempos de pandemia, a un precio muy competitivo.

 

*Nombre comercial que el Ayuntamiento de Adeje le dio en los años noventa al territorio costero que va desde el barranco de Troya hasta el de Erques, para desligarlo de la mala fama adquirida por la localidad de Playa de Las Américas; núcleo que comparte con el vecino municipio de Arona y donde realmente comenzó la expansión turística de la zona. 

 

 

 

Restaurante Kimeriko, Las Palmas de Gran Canaria

Cierre los ojos, respire hondo y concéntrese en el aroma, si el que percibe es una cosmopolita mezcla de salitre, brisa marina y bullicio capitalino, nos atrevemos a afirmar sin miedo a equivocarnos que se encuentra usted en las inmediaciones de Guanarteme en Las Palmas de Gran Canaria, histórico barrio que abraza entre sus estrechas calles el establecimiento del que hoy hablaremos.

 

Kimériko es mucho más que un restaurante, es la quimera que una vez anhelaron un padre y su hijo, un proyecto convertido en realidad apenas un año y medio atrás que hoy es un must en cuanto a gastronomía se refiere en la ciudad. 



Para continuar escribiendo sobre Kimérico es conveniente hacerlo antes del equipo que capitanea esta nave y la conduce sin solución de continuidad a lugar de peregrinación de los paladares más exigentes de la capital grancanaria, de este modo, Kiliam y Alfredo Navarro forman tándem al frente del restaurante, el primero, joven arquitecto y loco apasionado por la cocina, el segundo veterano chef curtido en mil cocinas, el primero gerente, el segundo cocinero, el primero hijo, el segundo padre. 



Kimérico ocupa el mismo local que el mítico "Cortijo del Boti", en el número 28 de la calle Tomás Alba Edison, de hecho la decoración se inspira en la del que antaño fuese lugar de culto para los parroquianos del céntrico barrio, en consecuencia el espacio conserva las vigas de madera que cruzan el techo del restaurante y que le confieren ese carácter tradicional, ahora combinado con elementos rejuvenecedores como las instalaciones decorativas colgantes en forma de bandada de pájaros o el excelente uso de la luz, que va desde el aprovechamiento diurno de la natural que las ventanas que las dos fachadas a la calle proporcionan al espacio, hasta el inteligente y sorprendente uso de la luz trasera azul de la zona de barra. Las paredes blancas y onduladas adornadas de coloridas pinturas contrastan con la madera oscura que domina el suelo y las mesas, consiguiendo de este modo que el comedor resulte un lugar cálido y acogedor.



Hablemos ahora de la comida, que sin duda es por lo que el amable lector se detiene en estas líneas, de esta forma, la equilibrada carta de Kimériko es a la vista una extensa sucesión de manjares de difícil elección por parte de los comensales, y decimos comensales, en plural, puesto que la mayoría de las elaboraciones están concebidas para ser compartidas. Las propuestas son una suerte de combinación entre el recetario tradicional ejecutado con materias primas foráneas y platos de la cocina internacional interpretados con productos locales, de esta manera, como entrantes podemos encontrar el sugerente wontón de quesos canarios con mermelada de chorizo de Teror o la excelente reinterpretación del tradicional bocadillo de calamares con alioli de ajo negro y pan bao japonés. Los platos principales no van a la zaga de las primeras propuestas y en este caso podemos deleitarnos con el sabrosísimo bacalao con glaseado de piña y cuscús o las costillas de cerdo caramelizadas con puré de papas. Mención aparte merece la nómina de postres con el espectacular Kakaotiko; caótica mezcla de cuatro texturas de chocolate a cada cual más sorprendente o El Canario, una elaboración consistente en chutney de plátano, tarta de queso canario y jarabe de gofio.



 

Todo lo anteriormente expuesto son solo palabras que intentan dibujar una verdad gastronómica latente en el corazón de la ciudad, pero entendemos que sea usted de alma incrédula, por lo que desde estas líneas cursamos formal invitación para que sea usted mismo quien pudiera poner la rúbrica a este artículo.

8/10/2020

La Vaca Azul, El Cotillo, Fuerteventura

No piense en un elefante rosa. Estupendo, seguro que ya lo está haciendo, así es la mente humana. Pues bien, bórrelo ahora de su cabeza y comience a pensar en una vaca azul, y esta deberá permanecer en su mente, como mínimo, hasta su próxima visita a El Cotillo.


La Vaca Azul, este es el sugerente y paradójico nombre de un restaurante especializado en pescado fresco. El establecimiento se sitúa en la localidad costera de El Cotillo, perteneciente al municipio de La Oliva en la isla de Fuerteventura. La brisa constante y el intenso olor a mar son señas de identidad del pequeño núcleo costero famoso por las excelentes zonas de baño de aguas claras y fina arena.


La Vaca Azul es mucho más que un simple nombre curioso para un restaurante se trata de una de las referencias gastronómicas del norte de Fuerteventura y un lugar de peregrinaje obligado para locales y foráneos que pasan unos días de asueto en la isla majorera.


El restaurante ocupa una blanca casona de dos plantas a orillas de la Playa del Muellito. Los ventanales, enmarcados en azul, proporcionan una fantástica luz natural a los comedores a la vez que se erigen como magníficos miradores sobre la costa. La decoración es eminentemente marinera, de este modo la mantelería en color azul contrasta con los tonos madera de mesas y sillas. Las blancas paredes están adornadas de cuadros con motivos marineros que dan un cálido ambiente al lugar. Mención aparte merecen los espacios exteriores, el primero a pie de playa, donde los comensales pueden saborear las delicias que ofrece La Vaca Azul en un lugar privilegiado casi salpicado por el mar. El segundo, la azotea, es otro de los lugares clave del restaurante, con unas vistas de ensueño sobre el Atlántico, la clientela podrá disfrutar al aire libre de un almuerzo o cena memorable.


Las líneas que prosiguen a continuación son sin duda las que usted está esperando. Es el turno de escribir sobre la comida, de esta forma, la equilibrada carta muestra una amplia nómina de elaboraciones a cada cual más apetecible. Pero el espacio aquí es limitado, por lo que nos limitaremos a destacar esos must que han proporcionado merecida fama a La Vaca Azul. Así, como entrantes, encontramos la sabrosa sopa de pescado "Vaca Azul”, la siempre fresca ensalada de pulpo o el incontestable queso frito con mermelada de tomate. 

Los platos principales no desmerecen a los entrantes, de este modo, podemos decantarnos por el maravilloso pescado fresco bien a la plancha bien a la espalda o el finísimo tartar de pescado "Vaca Azul". Los maricos son otras de las especialidades de la casa y una excelente opción para acompañarlos con una de las variedades de Dorada Especial, propuestas interesantísimas serían las almejas frescas caldosas con linguini o los gustosos calamares saharianos a la romana. No haremos mención explicita a los postres, solo diremos que constituirán el perfecto punto final a una inolvidable experiencia gastronómica.

Recapitulemos: norte de la maravillosa isla de Fuerteventura, hermosa localidad marinera con playas de aguas cristalinas, establecimiento a la orilla del mar, agradable decoración, cocina de altura y trato cordial, excelentes vistas y mejor comida. ¿Continúa pensando qué restaurante visitar en su próxima estancia en la isla majorera? Deje de hacerlo, llame a sus familiares y amigos y reserve mesa en La Vaca Azul, le aseguramos que no se arrepentirá.

8/09/2020

Casa Fataga, Las Palmas de Gran Canaria, tradición y tardeo

El establecimiento con el que hoy teñiremos negro sobre blanco esta suculenta página de su cabecera de referencia, se encuentra en el verdadero corazón multicultural de la capital grancanaria. Ahorraremos hoy algunas palabras para referirnos a tan conocida ubicación, pero inevitablemente, y pensando en nuestros lectores foráneos, esbozaremos unas líneas maestras que describan tan emblemático y geoestratégico emplazamiento.
El Restaurante Casa Fataga ocupa parte de la zona noble del concurrido Parque Santa Catalina, sin duda, epicentro de la más populosa urbe del archipiélago y punto de encuentro social y cultural de los habitantes y visitantes de la capital Gran Canaria. La emblemática casona que lo alberga fue diseñada por los insignes hermanos Néstor y Miguel Martín-Fernández de la Torre. La construcción es un claro ejemplo de la corriente arquitectónica Neo-canaria que cristaliza con el inmueble al que hoy hacemos referencia y con su vecina Casa del Turismo.

Las primeras impresiones son las que permanecen en el recuerdo y bien lo sabe el equipo del Restaurante Casa Fataga, que ha logrado que el comensal comience a saborear el restaurante incluso antes de traspasar el umbral. La excelsa terraza acristalada que envuelve el perímetro permite ver y ser visto, de este modo, la comunión entre parque y restaurante permanece intacta. La decoración, cuidada al detalle, dota al espacio de una atmósfera increíblemente acogedora, que invita al visitante al absoluto hedonismo con la configuración del seductor espacio, la siempre benévola temperatura y los irresistibles manjares que el restaurante ofrece.
Pero entremos en harina. Prepárese ahora para que desfilen ante sus ojos algunas elaboraciones, que, sin duda, este humilde juntaletras con solo palabras no será capaz de hacerle sentir ni un diez por ciento de las sensaciones que tendría viendo, oliendo y probando las recetas que allí se preparan.

La compensada carta, renovada con frecuencia por la estacionalidad de algunas materias primas, ofrece platos con un denominador común: la cocina tradicional canaria. Así, en Casa Fataga, podremos encontrar lo mejor de nuestra rica gastronomía. Los pescados al grill, arroces de primera, deliciosas verduras y carnes a la parrilla de altísima calidad, que articulan la columna vertebral de una nómina de platos que a nadie dejará indiferente. Como epílogo podemos decantarnos por cualquiera de los postres que la carta relaciona, le aseguramos que cualquiera de ellos pondrá la guinda perfecta a una fastuosa velada. Es así, que Casa Fataga se erige como un lugar ideal para cualquier tipo de celebración o evento ya que ofrece menús de grupo y sus instalaciones son inmejorables para estos menesteres.
La gastronomía convive en el establecimiento con el ocio, de esta manera, Casa Fataga es lugar de obligado peregrinaje para los amantes del tardeo. El mejor ambiente se da cita cada tarde en su terraza, los cócteles y la mejor cerveza Dorada Especial acompañan la siempre animada conversación de amigos y compañeros de trabajo que viven la caída del día de la mejor de las formas. Mención aparte merecen las tardes de los viernes, donde la mejor música cubana en directo inunda la terraza, el ambiente festivo se apodera del lugar y el atardecer se vuelve mágico.
Estas líneas tan solo son capaces de bosquejar unos ligeros trazos de todo lo que el restaurante Casa Fataga propone, y entendemos, en tiempos de FakeNews, que dude de la veracidad de estos párrafos, por lo que cursamos desde aquí, invitación formal para que sea usted quien con su visita pudiese poner rúbrica a este artículo.